Tu carruaje

Has escuchado mi voz tú eterno,
La voz de un pobre necesitado,
La voz de un solitario punto perdido entre infinitos,

Tú oh Anciano de Días, has puesto atención a mis querellas,
Te has fijado en mí, has respondido a mi vanidad,

Escapaste a tu bello trono por venir a verme; por saludarme de noche,
Estuviste aquí siempre y tu carruaje aguardaba atento,
Tus bestias vivientes rugían sordamente,

Y yo, yo ¿aún sigo aquí esperando lo imposible?
¡Qué necio es el hombre!

No hay comentarios:

Publicar un comentario